Entre las rutinas huecas de esta tarde

me pareció ver tu sombra clara.

Estabas allí, delante,

cuidadosamente arreglada

para ser invisible al olvido

que te ocultaba la cara,

y transparente al recuerdo

que me la mostraba.

En los dobleces de la noche,

cosida con mimo a la almohada,

me ha parecido, en un pestañeo,

que tu ausencia me miraba.

Estabas allí, a mi lado,

cuidadosamente tumbada

para no espantarme del sueño

en el que te soñaba

mientras tu perfume, aquel,

me invadía las sábanas.

Atrapado en tu ternura,

en mitad de la madrugada,

he encendido las luces,

he dado un salto de la cama

y me he puesto a escribir

para que no te vayas,

para que sigas aquí,

en este papel-pantalla,

cuidadosamente escrita

entre mis palabras.