Hubiera disfrutado con mucho gusto de otra mirada más, de una mirada simple con sonrisa y volante, antes de girar sobre mis pasos y perderte en la tarde. Me hubiera gustado olerte otro poquito, aspirar profundamente tus ojos y remover en los pulmones el aire de las palabras que no te consigo decir.
Hubiera necesitado otra risa más. Un último movimiento de manos que bailan sobre un adjetivo, otro concierto de tus tacones cercanos gritándome al oído, otro minuto de silencio sincronizado a distancia de abrazo mientras la siguiente pregunta que tienes en la cabeza empieza a salirte de los labios.
Habría sido una delicia escucharte en otro párrafo vertiginoso, sentirte en otra caricia de esas que nos propinamos con un temblor en las manos o, sencillamente, haberte visto pasar otra vez por mi lado muy despacito.
Hubiera querido haberte hecho reír otro rato, volverte a quitar otra mota azul tan cerquita de la boca. Habría sido fantástico pronunciarte en una palabra más o adivinar tu silueta camuflada en otra sombra.
Es inútil lamentarse porque, aunque hubiera ocurrido otra risa, otra caricia u otra mirada, volvería a escribir aquí, en esta nada, para decirte que me quedo, insaciablemente, con muchas ganas de la siguiente…
Problemas de geografía personal
Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación.
Nunca se despedirme de ti, porque no soy
el viajero que cruza por la gente,
el que va de aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los coches, en dirección contraria,
corriendo a la ciudad
en la que acabas de quedarte.
Nunca sé despedirme, porque soy
un ciego que tantea por el túnel
de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,
un ciego que tropieza con los malentendidos
y con esas palabras
que no saben pronunciar.
Extrañado de amor,
nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.(Luis García Montero, Poesía Urbana, 2002)
Deja una respuesta