La primera vez, se le pusieron los ojos vidriosos, se le entornaron los párpados como en un agosto de persianas a la hora de la paz. Tenía algún dolor fruncido en el ceño y un hilo de voz débil y lejano. Me acerqué lentamente y le puse en la frente mis labios, para probar el sabor de la fiebre.
Adoro ese gesto que hace. Ese embeberse en sus propias sienes, ese último paso con los ojos cerrados mientras me pierde el horizonte entre su pelo. La sensación tibia, como melancólica, de la piel convertida en pétalo; y la incertidumbre de si tal vez arderán flores en mi boca. Tenía fiebre, lo supe, porque tengo un termómetro en los labios.
También el último encuentro tuvo el vidrio de los ojos y la media asta de los párpados. Otro dolor dibujado en la voz y su ceño débil y lejano. También me acerqué lentamente para probar, esta vez, la calentura de sus labios.
Adoro ese gesto que hace, respirar suavemente y entreabrir el alma, bajar la mirada y enroscarla en mí. Salir de su escondrijo de piel y volcarse quince grados a estribor antes de arriar los párpados como bandera. Adoro, entonces, la incertidumbre de si tal vez andará húmeda la mariposa con que ella bate sus alas en mi boca.
Pero esta vez, noté en su corazón la temperatura a la que el cielo se escapa de entre los dedos. Y es que tengo un termómetro en los labios.
La poesía es un arma cargada de mercurio
A Amparitxu, a Gabriel.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
No hay célula que tienda a resistirse.
No quiero ser inmune a nadie, a nada.Yo sé, porque me duele cuando escribo,
que Amparitxu se acuerda de Celaya.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
a casi todo el mundo se le escapa.
Y no sé por qué insisto en estos tiempos,
se nos van los poetas en silencio,
y luego el homenaje—navajada.Hago trenzas de versos, me despeino.
Cuando se hace un milagro hay que dar caña.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
—hay una minoría que la atrapa—.
Los demás que se apañen con la nómina,
con el vídeo, la coca, o la esperanza.(Belén Reyes)
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