Abúrreme con historias,

ríete de mis lágrimas,

rízame el pelo con las manos.

Respírame en el oído,

llévame en tu bolsillo,

véndete por un beso.

Sácame de este mundo,

dispárame al aire y no me dejes

volver a poner los pies en el suelo.

Invítame a un café,

a un café oscuro y sin gente.

Límpiame las gafas

para que te vea bien.

Hilváname en tu falda,

bórdame en tu almohada,

plánchame en un somier.

Dóblame con cuidado

para que no se me queden las marcas

y cuélgame dentro de tu armario.

Átame los ojos a la espalda,

acaríciame las manos con tu pecho,

muéveme la silla del mundo,

ponme a bailar claqué.

Desnúdame cuando tengas frío,

macérame en tus sueños,

córtame a pedacitos,

bébeme con limón.

Traspásame con un verso

y olvídame luego

en la guantera de tu coche.

Vuélveme loco esta noche

y después exígeme ser cuerdo,

mánchame los labios de carmín

y límpiamelo con los dedos llenos de tinta.

Pídeme que te mire

mientras te tapas los ojos,

apriétame fuerte, apriétame muy fuerte,

hasta que me duela cuando respiras.

Píllame en un descuido

y desármame como si fuera un puzle,

cámbiame las piezas de sitio.

Derríteme

y mójame fresas o mira

cómo me disuelvo en tu vientre.

Cómeme despacio y luego piérdeme de vista.

Ámame como a un viernes

y lánzame tu odio de lunes.

Duérmete a mi lado

o despiértate conmigo.

Rózame los complejos con tus labios

y aráñame

lo que nadie me acaricia.

Cómprame una vida.

Y entretanto vas haciendo todo eso

déjame que te escriba.

Como gata boca arriba

Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de este amor—jaula
violento,
lleno de zarpazos
como una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose a gritos y llantos,
a maldiciones, lagrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)

Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea
de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,
te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra,
poniéndome los anteojos para leer
libros de educación del hogar
y no andar chiflada y saber manejar la casa,
poner la comida,
asear los cuartos,
amarte sin polvo y sin desorden,
amarte organizadamente,
poniéndole orden a este alboroto
de revolución y trabajo y amor
a tiempo y destiempo,
de noche, de madrugada,
en el baño,
riéndonos como gatos mansos,
lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
a los pies del sofá de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,
te quiero como gata, mi amor,
como gata, Gioconda,
como mujer,
te quiero.

(Gioconda Belli)