Disolvencia y plano detalle que se acerca con el zoom al cigarro encendido, y sigue su movimiento ascendente hasta descubrir unos labios.
Se abre lentamente el objetivo y el rostro del que espera, un tipo mediocre, con una barba de tres días que le da un aspecto envejecido y descuidado, el rostro se relaja en el dibujo del humo al que ahora sigue la cámara con un plano picado hacia arriba hasta que se disuelve en su viaje azul y amarillo.
Es un día espléndido, la cámara registra el calor en los destellos de un sol redondo y pleno sobre los cristales de los edificios. Y después de girar alrededor, en una panorámica rápida que presagia novedades en la trama, vuelve al plano corto de su rostro, que achica los ojos, como mirando lejos, y esboza una sonrisa pícara.
Plano contra plano, el coche se acerca calle arriba y el hombre relaja los ojos y suaviza la sonrisa hasta parecer adolescente. Una «steady» se asoma a la ventanilla del coche que aparca y sigue a la chica mientras coloca un quitasol en el parabrisas, cierra la puerta y cruza la calle mirando a todas partes pero con los ojos puestos en un único sitio. El plano medio siguiente, recoge el saludo frío que se profesan en mitad del mediodía de la noche americana.
Cambia el plano a vista de pájaro, para seguirlos con un travelling por la acera que los lleva a la puerta de la casa. Baja la grúa con la cámara hasta entrar en la cerradura al mismo tiempo que la llave y fundirse en negro.
Despierta la imagen dejándose mecer por el movimiento de las piernas, soplando con el aire que mueve la falda negra. Plano de conjunto cuando llegan a otra puerta que se cierra sobre el silencio de otro plano medio.
A partir de aquí, cuando entran, la secuencia se construye sobre un plano subjetivo, que se acerca al rincón en el que ella reposa la espalda. Se acerca la cámara y aparecen en plano dos manos que le acarician la cara y la acercan hasta un primerísimo plano de ojos entornados y boca entreabierta. Y, después, fundido en negro sobre sus labios.
Después de la elipsis, él aparece en una esquina de la panorámica de la ciudad que le va barriendo a distancia. Disolvencia y plano detalle que se acerca con el zoom al cigarro encendido, que deja el humo congelado en el aire, como si la historia estuviese esperando el momento de continuar…
—¡Corten! —dijo la voz del director surgida de las sombras—. Me gusta tanto la toma que la vamos a repetir.
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