Amor mío,

que estás siempre al otro lado,

santificado sea tu nombre;

venga a mí tu corazón;

hágase tu voluntad

así en la tierra como en el blog.

Dame hoy el aliento de cada día;

perdona mi gramática y mi ortografía,

como también yo perdono

a quienes no me entienden;

no me dejes caer

al pozo oscuro de la poesía

y líbrame de la soledad.