Voy dejándome trocitos inapreciables en cada cosa o ser que toco, me vacío por milímetros en el aire que respiro a bocanadas, me disuelvo en el agua que bebo, me destemplo alternativamente cuando pasan por mí las estaciones.
Me estoy gastando. Lo noto, a pesar de la báscula de la cocina, porque yo también me voy un poquito en cada despedida, porque me vierto en los otros labios que me dejan vacante la saliva, porque me vuelco en otros brazos y me dejo en ellos la carencia y les pago con el agujero que me dejan.
Me desinflo despaciosamente, se me van escapando los sentimientos, estoy deshabitándome de emociones, descargándome de secretos, desocupando memorias, borrándome en las fotos de las repisas, desapareciendo de los papeles en los cajones, limpiando la tinta de las dedicatorias.
Me extingo irremisiblemente, transparentándome, perdiendo sustancia, haciéndome trivial y cóncavo, me voy quedando a poquitos en la arena que voy pisando, en las lágrimas que vierto y en las sonrisas que dedico.
Me extingo, me vacío, me libero de mí mismo. Y no sé si es para derramarme y quedarme así dentro de todo o es que soy superfluo y me estorbo.
Pero el caso es que me estoy gastando. Y lo noto.
Balada de lo que no vuelve
Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido
Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?
Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño
Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia[…]@(Vicente Huidobro)
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