Últimamente ando preocupado por los resúmenes, por los estudios y los exámenes.

Suspendo continuamente y, sin embargo, no me siento equivocado. Temo que en el fondo, no me importa la nota y estoy casi seguro de que tampoco me preocupa saber si he aprendido.

Los temas de ayer no son los de hoy, no serán los de mañana. ¿Para qué tanto aprender si lo que siempre necesitamos es saber precisamente lo que no sabemos?

No caerán en el examen las mismas preguntas con los mismos datos, las teorías habrán cambiado de órbita y el tribunal que me corrija aun no sabe lo que me va a preguntar.

Por eso me acusan de alterar a mi favor los resúmenes de la vida, me echan en cara sentirme vivo en lugar de estudiar el pasado y lo que hubiera podido pasar. Por eso, y porque soy torpe, suspendo la conciencia y su examen.

Si mi resumen pudiera enseñarse sin dobleces para alcanzar un sobresaliente, si estudiase más atentamente, si sacara buenas notas en el examen, quizás andaría tan preocupado como ahora.

Y es que también me han dicho que la felicidad es un susurro y, aunque lo estoy estudiando, ando preocupado por mi pérdida de oído. Porque es cierto que ando preocupado, muy preocupado. Estoy muy preocupado, pero ando.

Por eso cada vez me gusta más ir andando por lugares sin ruido, por personas que no vociferen, por tiempos no cronometrados, para intentar escuchar ese susurro tan escurridizo.

Y si no llego, si no me llevo la medalla, si no está mi nombre escrito en el diploma, pues repetiré las equivocaciones, tropezaré en la misma piedra, me revolcarán de nuevo las olas.

Sólo espero que entonces haya alguien que me diga por tu voz, con o sin susurro: dame la mano y levántate.

Si te revuelca la ola…

a Sandra Suter
que se quedó nadando

Si te revuelca la ola
procura que sea joven,
esbelta, ardiente,

te dejará molido el cuerpo
y el corazón más grande;

cuídate de las olas
retóricas y viejas,
de las olas con prisa,

y la peor de todas,
de la ola asesina,

la ola que regresa.

@(Fabio Morábito)