Porque la vida consiste,

sobre todo,

en equivocarse primero,

reírse después de la caída

y dejar que la memoria

haga de cada fallo un acierto,

me propuse estar delgado.

Así puedo ir más tranquilo,

estar más fino y andar descuidado,

porque estando delgado

ya no habrá ningún modo

de que pueda cometer

un error gordo.

El mal del siglo

El paciente:

Doctor, un desaliento de la vida
que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
el mal del siglo… el mismo mal de Werther,
de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
desprecio por lo humano… un incesante
renegar de lo vil de la existencia
digno de mi maestro Schopenhauer;
un malestar profundo que se aumenta
con todas las torturas del análisis…

El médico:

—Eso es cuestión de régimen: camine
de mañanita; duerma largo, báñese;
beba bien; coma bien; cuídese mucho,
¡Lo que usted tiene es hambre!…

(José Asunción Silva, El libro de versos, 1896)