Al borde de estar mojado, en el límite de la tierra adentro, donde el horizonte raya el agua como un sueño lejano que se interpone entre el mar y el cielo, pisábamos el contorno de la sombra que distingue la luz con otro brillo.
En la linde que separa la vigilia del sueño, jugando sobre el borde que delimita un cuerpo tendido y abierto a la blandura del espacio, una piel divisoria que se dilata hasta el margen de otro cuerpo vertical y rígido de normas, hablábamos sobre la orilla de una memoria que distingue el presente con otra luz.
Estábamos en ese confín en donde se encuentran el principio de una desnudez agradecida con el final de las vestiduras rotas, en esa misma duda que separa tu mano diurna de la nocturna constelación de mis lunares, donde la sal se acumula en contra de todo sol que nos vuelve desierta la sed de la vista y el hambre del deseo.
Estuvimos allí, sin saberlo, donde un puñado de arena que se escapa de las manos se enfrenta con la metáfora de un reloj que se detiene, en donde un aceite hierve de frontera y, poco a poco, desaparece en las mismas pieles que separa, entre la toalla y el suelo.
Allí estuvimos, sin sospecharlo, en ese punto en el que confluyen todos los límites, al borde de todo y nada, en el contorno de una vida que nos rehuye y se nos escapa, en el punto difuso donde el mundo concurre al mismo tiempo que escurrimos, cuando se pueden tomar todas las direcciones que no van a conducirnos a ninguna parte.
Y aunque no regresamos intactos porque es un tiempo que se nos tatúa, te miro el cuerpo, me miro los sueños y no nos descubro quemaduras. Tal vez sobrevivamos a todas las playas que aún nos quedan que pisar.
Esta imagen de ti
Estabas a mi lado
y más próxima a mí que mis sentidos.Hablabas desde dentro del amor,
armada de su luz.
Nunca palabras
de amor más puras respirara.Estaba tu cabeza suavemente
inclinada hacia mí.
Tu largo pelo
y tu alegre cintura.
Hablabas desde el centro del amor,
armada de su luz,
en una tarde gris de cualquier día.Memoria de tu voz y de tu cuerpo
mi juventud y mis palabras sean
y esta imagen de ti me sobreviva.(José Ángel Valente)